jueves, 12 de julio de 2012

MAL TRATO EN LA SANIDAD PÚBLICA

Sin duda, podríamos contar cientos de miles de experiencias como la que vamos a relatar. Esta es una más como ejemplo, del maltrato a que nos someten en demasidas ocasiones la medicina pública, que en esta ocasión, le ocurrió a una mujer con 54 años que asistió a urgencias ambulatorias por el fuerte dolor que tenía en la ingle.

Ir a nuestra sanidad cuando estamos enfermos, es una incógita por la incertidumbre de como seremos atendidos. Nos sentimos inseguros y preocupados pues son ya demasiadas experiencias desagradables las que hemos vivido tanto en urgencias como en las visitas ordinarias.

Largas horas de espera que sirven para comprobar la descoordinación existente y por la que te hacen la misma prueba en dos ocasiones y una larga lista de despropósitos, que por supuesto cuestan dinero y que además, lo pagamos nosotros.

Todo esto para obtener pobres resultados y para que su majestad, se sienta orgulloso -enlace de nuestra sanidad que, cuando no está cazando elefantes, visita de cuando en cuando nuestros hospitales.

El estado de indefensión que uno siente cuando te maltrata alguno de estos medicuchos, es enorme y cuando protestas como en el caso que presentamos, te llaman maleducado...


Quizás estos médicos quisieran unos pacientes mudos que acaten cuanto dicen sin protestar y sin considerar que lo que está escuchando es un error o simplemente que tiene dudas de que sea así.

¿Quizás quieren que el paciente ignore sus derechos...?

Solo le queda a uno el recurso de protestar por escrito aunque se dude de que sirva de algo puesto que ni tan siquiera tenemos el derecho de que se nos facilite el nombre de la brillante doctora que atendió a la persona que escribe la denuncia que presentamos a continuación.

Esto ocurrió en el ambulatorio de Igualada, del passeig del Mossen Jacint Vergader, ubicado frente a la estación de ferrocarril,

"Mi denuncia va dirigida a la doctora X cuyo nombre no me ha sido facilitado por razones que desconozco.

Tras meses de pruebas recomendadas por la Doctora Espinós, que en ningún momento dudó porqué era evidente que tenía un bulto en la ingle a pesar de que no se obtenían resultados, en dichas pruebas ella insistió porque el bulto era evidente.

En espera de la visita al cirujano, el dolor fue en aumento en pocos días y ante mis temores y siempre cumpliendo el protocolo (pues antes llamé por teléfono explicando mi caso, y me aconsejaron, que acudiera a las urgencias del ambulatorio…), donde me atendió, la mencionada doctora la cual, no pudo atenderme de manera más humillante y despectiva hasta tal punto, que supera con creces cualquier comparación en ese sentido en este colectivo.

Es lícito que un médico se equivoque pero no, que ponga en duda lo que dice el paciente de la manera que ella lo hizo, ante una persona, que se sentía preocupada y por ello, vulnerable, ocasionado por la duda de lo que le pasaba.

Me dijo después de tocarme muy levemente, que no tenía ningún bulto y ante mi insistencia, me tocó una segunda vez más levemente todavía y continuó en su postura añadiendo frívolamente “que todas las mujeres teníamos bultos ahí”.

Viendo que no quedaba conforme con su trato indigno y su “diagnóstico”, terminó diciendo “no sé por qué insistes ya que en las pruebas que te hicieron, no ha salido nada…”

Era evidente que pretendía hacerme más pequeña para ella tomar fuerza en su posición y utilizando sus supuestos conocimientos.

Ante mi indignación por el trato recibido (no por su equivocación…), no pude evitar alzar mi tono de voz pero sin faltar al respeto, en ningún momento. Su reacción fue, decirme que era una maleducada.

Tan solo quería atención y esta persona, apenas me miró a la cara.

Días después, fui operada de DOS HERNIAS.

Mi pregunta es: ¿Qué hubiera ocurrido si hubiera creído el diagnóstico de esta doctora actuando de modo normal, y se hubieran estrangulado estas hernias…?"

¿Qué seguridad pueden ofrecernos estos médicos...?

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